Estados Unidos ha ordenado el despliegue de tres poderosos destructores de la clase Arleigh Burke en aguas cercanas a Venezuela, en el marco de una operación militar que busca enfrentar a organizaciones de narcotráfico catalogadas por Washington como “narco-terroristas”. Los buques USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson se acercarán al límite del mar venezolano en las próximas horas, acompañados por aviones espía, un submarino de ataque y alrededor de cuatro mil marines.
La operación, impulsada por la administración del presidente Donald Trump, se desarrollará durante varios meses en aguas y espacio aéreo internacionales, sin contemplar incursiones directas en el mar territorial venezolano. Sin embargo, los destructores podrían servir como plataformas para ataques selectivos en caso de que el Pentágono lo autorice.
Como parte del contexto de esta escalada, a inicios de este mes el gobierno de Trump anunció que duplicaba a 50 millones de dólares la recompensa por la captura de Nicolás Maduro, a quien acusa de ser uno de los mayores narcotraficantes del mundo y de colaborar con carteles para inundar Estados Unidos con cocaína mezclada con fentanilo. Maduro ya había sido procesado en una corte federal de Nueva York en 2020, durante el primer mandato de Trump, junto con varios de sus aliados cercanos, bajo cargos de narcoterrorismo y conspiración para importar cocaína. En esa ocasión, Washington ofreció una recompensa inicial de 15 millones de dólares por su arresto.
Ante este movimiento, el presidente venezolano anunció la movilización de 4,5 millones de milicianos en todo el país y aseguró que las fuerzas armadas están listas para defender la soberanía nacional. “Venezuela no se arrodilla ante amenazas extranjeras”, declaró en un mensaje transmitido desde Caracas.
Las tensiones entre Washington y Caracas se intensifican en un escenario donde el poderío naval estadounidense busca enviar un mensaje de fuerza, mientras el gobierno venezolano refuerza su retórica de defensa nacionalista. La región permanece en alerta ante la posibilidad de que la confrontación política escale hacia un enfrentamiento militar.